Así es Lime: los patinetes de Uber llegan a Madrid saltándose la ley

Uber ha pasado de los vehículos de cuatro ruedas a los de dos. La intención de la compañía pasa por ofrecer a los usuarios distintas formas de moverse por la ciudad sin necesidad de usar su propio coche o subirse a un transporte público. Por eso, desde hace dos semanas pueden verse por Madrid cada vez más patinetes de la marca Lime, empresa financiada por Uber y Alphabet.
Madrid obliga a Lime a expandirse por toda la ciudad, dotar de casco y seguro a los usuarios y a que estos no circulen por la acera
Con un precio bastante asequible para llegar de un punto (cercano) a otro, lo que más llama la atención de Lime es que son los madrileños los que cargarán estos patinetes eléctricos. La compañía les asegura un sueldo de hasta 1.000 euros si suben los patinetes a sus casas y emplean su electricidad para cargar su batería y repartirlos otra vez por la capital. Tienen 50 km de autonomía y se pueden encontrar en Retiro o Atocha.
Madrid es la cuarta ciudad europea en la que despegan los patinetes verdes después de Zurich, Frankfurt y París. Sin embargo, en la capital española, Lime se encuentra con una problemática surgida debido a su llegada: la ordenanza municipal limita en extremo su uso.
Bicicletas eléctricas, motos de alquiler y patinetes prometen diversificar al público y ampliar el abanico de opciones para los usuarios que deseen alejarse del metro o el autobús, pero suponen una molestia continua para los viandantes. Basta darse un paseo por el centro de Madrid para entender que caminar entre patinetes y bicis puede provocar serios problemas a quienes utilicen las vías peatonales.
La nueva Ordenanza Municipal de Movilidad propone excluir las aceras del territorio que los Lime pueden conquistar. Aunque a priori pueda parecer la solución, hay que tener en cuenta que la Ordenanza entra en vigor el día 1 de septiembre, con lo que los usuarios de Lime pueden continuar recorriendo Madrid sin mucho problema hasta entonces.
Eso sí, Lime se enfrenta a una dura restricción que puede hacer peligrar su futuro en la capital, porque la Ordenanza prohíbe también que se ocupen los carriles reservados a bicicletas. Las multas, de momento, se fijan en unos 90 euros.
Además, los usuarios deberán llevar casco en todo momento y Lime no puede circunscribirse únicamente a la zona centro: si quiere sobrevivir en Madrid, la Ordenanza obliga a la empresa a expandirse por toda la ciudad, independientemente de que su uso sea deficitario. Así las cosas, parece que Uber tiene algo más complicado el hacerse con una clientela fiel en Madrid.