Diego Losada: «Ni Netflix ni YouTube pueden competir con la televisión en directo… de momento»
Diego Losada presenta cada tarde en La 1 de Televisión Española el programa «España Directo«, junto a Ana Ibáñez. Rostro popular de los servicios informativos de la cadena, ha regresado al ente público tras una etapa en Telemadrid. Activo usuario de las redes sociales, es crítico con la manera en la que algunos medios de comunicación dejan en segundo plano el contenido de calidad para someterse a la tiranía del click.
Defensor del papel del periodista como informador que desenmascare esas noticias que algunos nos intentan colar como «verdad», comenta con TreceBits la manera en la que emplean las redes sociales en España Directo y cómo trata de sacarles él partido también a título personal.
-Diego, ¿cómo han cambiado el periodismo la popularización de Internet y las redes sociales?
-Desde que me dedico a esto ya existía Internet y empezaban a ser populares Facebook y Twitter. Por eso me cuesta hablar del periodismo “pre-Internet”. Es casi como hablar de la prehistoria pero, que nadie se ofenda, no hay que perder de vista sus esencias.
Los maestros, los compañeros que sí lo vivieron tienen el hábito de descolgar el teléfono, de consultar directamente a la fuente, de fiarse de las personas y los libros, no tanto de las pantallas. La experiencia de aquellos periodistas que vivieron y trabajaron sin internet ni redes sociales es más valiosa, si cabe. En sus firmas contaba mucho más su bagage, su experiencia, porque el Copy/paste no existía tanto. Ellos pueden contestar con propiedad a esta pregunta. Indudablemente, las fuentes de información, datos y contexto que nos ofrece la red facilita el trabajo siempre y cuando esas fuentes sean las correctas.
También la red de relaciones y contactos que nos ofrecen las redes sociales, imprescindible para todo periodista. La inmediatez que te da Twitter, por ejemplo, es indudable. Como presentador de informativos es ya una herramienta fundamental junto a las alertas de teletipos. Internet es una oportunidad para las minorías. Convierte a todo individuo en testigo directo o generador de contenido libre. Antes había que ir a los sitios a hablar con los testigos de una riada. Ahora es el testigo el que publica lo que ve. Un gran paso. ¡Aunque no por ello haya que dejar de ir!
– ¿De qué manera no deberían haberlo cambiado nunca?
-En las redes sociales e Internet funciona más la cantidad que la calidad. Más clicks, más seguidores, más likes y más rápido pero ¿y el contenido?: Pasa a un segundo o tercer plano. No hay más que ver el top 10 de las noticias más leídas de la versión web de periódicos reconocidos.
El “clickbait” hace más rentable el negocio pero mina la profesión desde dentro
Es posible que el “clickbait” haga más rentable el negocio pero mina la profesión desde dentro, convierte a los lectores en peces sin conciencia que muerden anzuelos… Se diluye la perspectiva de lo importante, hiere de muerte al sosiego, la profundidad y el análisis de miradas contrastadas.
Más cosas malas. En las redes sociales funciona la polémica, el odio, el zasca y cada vez más hay periodistas-batalla que parece que saltan al ring en sus redes para que el resto los aplaudan o los odien pero en definitiva, los sigan. Vuelvo a preguntar… ¿Y el contenido?
Y además está el ruido. La cantidad de estupideces que llegamos a leer, muchas de ellas falsas. Parece que hay una obligación de escribir algo, cualquier cosa, con tal de estar. Por eso cada vez soy más selectivo con la gente o los medios a los que sigo. Y por eso, como periodista, intento escribir o publicar cosas en redes sociales si pienso que puedan aportar algo o tener algún sentido.
-¿Qué parte de responsabilidad tenemos lo periodistas/medios de comunicación en la proliferación de las llamadas “fake news”?
-Conozco a un tipo que se dedica a generar “fake news”. Contacté con él precisamente para hacer un reportaje sobre el tema. Su visión es interesante. Asegura que él produce ficción, no realidad. Que son otros, los medios de comunicación, los que se tragan su historieta y la convierten en hecho real. ¿Quién es el mentiroso? – Preguntaba él. ¿El que escribe la falsedad o el que la da por cierta sin contrastarla? Para mi son los dos. Está claro que hay un interés por colárnosla. La mentira es rentable y muy útil para algunos con lo cual… Tenemos un problema.
Los ejércitos de la desinformación ya están armados desde hace tiempo, con hábiles generales y poderosos tercios capaces de catapultar un sinfín de noticias falsas. Es hora de que nuestra causa, el del periodismo honesto y sincero, refuerce también sus estrategias de defensa. Los periodistas somos más necesarios que nunca. Si no nos dedicamos a contar la verdad y decir qué mentiras pretenden ser verdades, los dueños de las mentiras vencerán siempre.
Por eso es el gran momento donde los medios públicos deben demostrar su eficacia. Periodistas que hagan su trabajo sin atender a ningún mecenas o interés político, solo el servicio público hacia los ciudadanos. Estarán más protegidos así.
-¿Y las propias empresas de redes sociales?
-Responsabilidad tienen. La duda es si hacerla efectiva es rentable o de interés para esas compañías. Al final, son empresas privadas. Por eso los reguladores públicos no se deben doblegar en las normativas y los controles y hacer valer, ante todo, la salud democrática de los ciudadanos con noticias y no con mentiras.
No hay que poner la televisión al servicio de las redes sociales
-¿Tiene el lector/usuario también algo de culpa? ¿Por qué se da veracidad a “lo que se ve en las redes” como antes se daba a “lo que salió en televisión”?
Porque hay una confianza depositada desde hace ya varios años en ellas. No nos engañemos. Hay noticias falsas atractivas, bien elaboradas y difíciles de detectar. A tus ojos te la está pasando, en realidad, tu amigo, tu tío, o tu vecino. Por eso es tan efectiva la mentira. Por eso el bulo corre como la pólvora: “Me lo ha dicho un amigo”. Y si ya hay medios que se hacen pasar por creíbles el efecto se multiplica. No es culpa, es desconocimiento.
El lector informado y consciente de que esto pasa está más capacitado para detectarlo. Pero no podemos pedirles a los usuarios que hagan el trabajo de los periodistas. Sí debemos hacernos valer para que sepan en quién confiar y en quién no. De todos modos creo que la verdad sí se premia en televisión y creo en la inteligencia de la audiencia para detectarla. Si no nos creen, cambian de canal.
-¿Crees que en televisión en España se le está sacando todo el partido posible a las redes sociales?
-El partido se le saca de distinta forma en según qué canal, qué públicos y qué contenidos. No es unánime la apuesta. Quizá el debate está en si es necesario o si las redes sociales deben estar obligatoriamente inmersas en los contenidos televisivos. Yo creo que no.
– ¿De qué manera podría sacársele más?
– Tienen su propio lenguaje, su público y su momento en muchos casos distintos al de la televisión. Igual que en tele no debemos utilizar el lenguaje de la prensa escrita o hacer programas que parecen “radio televisada”, tampoco creo que haya que poner la televisión al servicio de las redes sociales.
El reto está en su visualización, en la imagen de aquellos recursos que son, ante todo, texto. En España Directo rastreamos las redes en busca de recursos (vídeos, audios, fotos) que puedan aportar al relato. Ya hemos visto programas que buscaban la participación del espectador mediante las redes sociales. Es un buen uso pero no es nuevo.
¿Por qué todavía se les considera en algunos casos un “competidor”? ¿Crees que YouTube lo sería para la televisión tradicional?
Pueden convivir. No creo que para un programa como España Directo, por ejemplo, YouTube sea un competidor. Precisamente porque contamos la vida y el país en el que vivimos desde el sitio y a la hora exacta. La televisión en abierto debe ser, ante todo, en directo, para sobrevivir. Ante eso, ni Netflix ni YouTube pueden competir… De momento.
-¿De qué manera las redes sociales han cambiado al espectador? ¿Cómo adaptarse a las nuevas audiencias?
Puede que las redes sociales hayan cambiado a un tipo concreto de espectador pero hay una gran cantidad de gente que sigue asomándose a la televisión como siempre ha hecho. También hay telespectadores que complementan su experiencia televisiva con las redes sociales, pero no la sustituyen.
No soy agorero sobre el futuro de la televisión, me parece un tópico ya decir que “está muerta”. Al contrario, tiene mucho futuro que pasa por la adaptación y nuevos formatos con una gran capacidad de sorpresa. La evolución también está llegando en el mundo de la imagen, las nuevas narrativas. En el reporterismo, por ejemplo, hay mucho campo que labrar con la integración de datos. El espectador, por muy nuevo que sea, también agradece asomarse a una televisión autónoma e independiente de lo que ve en las redes.
Me gusta la amabilidad que se respira en Instagram con respecto, por ejemplo, al macarrismo de Twitter
-¿Qué función tienen las redes sociales en un programa como España Directo?
Usamos Whatsapp como una ventana abierta al público, que la gente sienta como propio el programa. Ahí nos escriben para denunciar problemas que les afectan directamente, vamos con las cámaras y lo contamos. Servicio público.
En el caso de Twitter, Facebook e Instagram, usamos su capacidad de convocatoria enseñando o “cebando” algunos de los contenidos que irán en el programa o colgando los reportajes más destacados. Eso genera un tráfico interesante y llega a públicos que igual no estarían viendo el programa en ese momento a las 8 de la tarde. Se ve a los reporteros y a nosotros mismos hablando en otro tono en los vídeos, aporta algo distinto de lo que ves luego en el programa. Las redes le dan más vida útil al contenido, es una gran ventaja.
-¿Cómo las utilizas tú en tu vida diaria? ¿Con qué objetivo?
-Reconozco que las uso más para ver lo que cuelgan los demás que para publicar cosas sobre mi. Hay gente que me reprocha lo poco que tuiteo, o las pocas fotos que subo a Instagram. Hay una mezcla de autoexigencia y pereza. No quiero subir nada que no aporte nada. En vacaciones, por ejemplo, desconectar también es dejar el móvil en el cajón. En Twitter suelo compartir contenidos que me han parecido interesantes, colgaré esta entrevista, por ejemplo. También lo uso para poner en valor frente al gremio todo lo bueno que hacemos en el programa… ¡Y paso de líos!
-¿Cuál sería tu red social favorita?
-No me quedo con una favorita pero me gusta la amabilidad que se respira en Instagram con respecto, por ejemplo, al macarrismo de Twitter. De hecho, cada vez me asomo menos a la red del pajarito, me da la sensación de que los mismos siempre hablan de lo mismo.
Además ya no estoy en la vorágine de informativo diario por lo tanto no es ya una herramienta imprescindible para mi como lo era antes. En cambio, Instagram es mucho más televisivo, aporta buenas ideas para reflejar en el programa y en mi tiempo libre me hace desconectar, sentir, emocionarme, reír y por qué no, compartir momentos agradables. Es un juego social.
-¿Eres de los que emplean “la doble pantalla” y utilizan las redes sociales mientras ven la TV?
-Lo hacía en las emisiones del programa de reportajes “Madrid es Cifra”, que presentaba en Telemadrid. Una experiencia enriquecedora porque iba comentando las distintas secuencias y charlando en tiempo real con los espectadores que también seguían el programa con el móvil en la mano.
-¿Qué consejo darías a los periodistas del futuro, los chavales que estén estudiando ahora periodismo o se planteen estudiarlo?
-Elegid bien vuestros referentes. Periodista es el que tiene claro una serie de principios básicos de la profesión y los pone en práctica. Aprendedlos, leed a los clásicos, fijaos en ellos, escuchadlos, probablemente no tengan muchos seguidores en redes pero valen la pena. No menospreciéis el papel, no os obnubiléis por lo nuevo. En el periodismo está todo inventado, lo que cambia es la forma.