«El futuro del periodismo no es negro sino cambiante»

ENTREVISTA a Conchín Fernández, periodista de TVE. Acaba de publicar «Querido Noah», una novela en la que cuenta, en primera persona, cómo dejó de ser presentadora del Tiempo de Televisión Española para embarcarse en una aventura que le cambió la vida en todos los sentidos: marchó a trabajar en el Congo, donde conoció que otro periodismo es posible y donde nació su hijo. Hablamos con ella de su novela, su experiencia y de su forma de entender el periodismo.
– Conchín, con la que está cayendo en los medios de comunicación… ¿cómo es eso de dejarlo todo para vivir una aventura? Hay que ser muy valiente…
Más que a vivir una aventura, yo me fui a África a trabajar. Pensaba que podría ayudar a los congoleños, pero lo que no me podía imaginar era que ellos me iban a dar una lección de vida. Yo tenía una carrera encauzada y lo dejé todo para marcharme al Congo, pero no me pareció una actitud valiente sino coherente con lo que pensaba. Había estado en Congo antes, en mis vacaciones, y pensé que no podía quedarme de brazos cruzados. Sentía que podía hacer mucho. Mis valores por aquel entonces (un mejor puesto de trabajo, dinero, fama…) cambiaron radicalmente. Quería cambiar la vida de otras personas. La felicidad ya no era el “yo” sino el “otro”.
– ¿Cómo fue la llegada a África? ¿Encontraste lo que esperabas?
Fue catastrófica. La primera vez fui a África de casualidad porque me lo pidió un cura ruandés que quería que rodara un documental sobre su misión. Cuando me lo propuso en Madrid, le miré de arriba abajo y le dije que no, que yo no era ese tipo de periodista aventurera, sino más bien presentadora y, de hecho, estaba presentando el Tiempo. Pero, cosas del azar, me vi con un billete en la mano y acabé en la selva del Congo con una videocámara que me había comprado en Internet.
– ¿En qué consistió tu labor allí?
Rodé un reportaje sobre las condiciones de vida de aquel poblado. Un reportaje que luego tuvo mucho impacto. Después salieron unas plazas para trabajar en la Oficina de Cooperación en Kinshasa y volví al Congo, pero esta vez para vivir.
– ¿Por qué se produce la vuelta?
Por los recortes que hizo el Gobierno. Le tocó a Congo y se cerró la oficina.
– ¿En qué momento se da cuenta uno de que está viviendo una vida que merece ser contada en un libro?
En realidad yo empecé a escribir porque quería contarle a mi hijo sus orígenes congoleños. Pero aquellos folios, que empezaron como unas memorias de África, fueron tomando forma y se convirtieron en un libro. Cuando lo terminé, lo encuaderné y lo envié a Plaza y Janés. Me lo compraron a los diez días. Me dijeron que era un libro muy distinto a lo que recibían, que les había encantado, y que iban a apostar por él. Te prometo que aluciné.
Sentí pudor porque he sido muy sincera con mis pensamientos y sentimientos
– ¿Te costó escribir tus experiencias? ¿Sentiste pudor en algún momento?
Me costó muchísimo, porque acababa de tener un bebé y estaba sola con él. Seguí un ritmo de trabajo muy estricto, tanto que estuve casi un año y medio (lo que me costó escribir el libro) sin salir de casa. Cuando le daba el pecho al bebé pensaba la trama y cuando se dormía, escribía lo que había pensado minutos antes. Ver la cara de mi hijo me daba la fuerza para seguir adelante. Porque escribir en esas condiciones ha sido muy duro. Tanto que, sin él, me hubiese hundido y no hubiera podido terminar el libro. En cuanto a si sentí pudor, sí, muchísimo, porque en el libro cuento muchos detalles personales y he sido muy sincera con mis pensamientos y sentimientos. Sin embargo, creo que, precisamente, eso está siendo la clave de que este libro esté gustando tanto a los lectores.
– ¿Qué quieres transmitir en «Querido Noah»? Cuáles han sido las enseñanzas que te ha aportado tu aventura y las que tu quieres hacer llegar a tus lectores.
“Querido Noah” no es un libro moralista ni pretende transmitir ningún mensaje. En realidad, aunque hay muchas personas que lo están disfrutando y agradezco enormemente los mensajes que recibo de los lectores, mensajes que me emocionan muchísimo, este libro lo he escrito para una persona muy especial. Un niño que el día de mañana se verá distinto y me hará preguntas y entonces yo le contaré sus orígenes congoleños para que esté orgulloso de ellos. En “Querido Noah” intento explicar a mi hijo lo que he aprendido en África, cómo, las personas que me he encontrado en mi camino, me han enseñado a vivir de otro modo, más humano, y más feliz.
– ¿Y ahora? ¿Cuáles son tus principales proyectos? ¿Volveremos a verte en TVE presentando?
No lo sé. Ahora he empezado con la promoción del libro que me hace viajar por toda España. En cuanto al futuro, de momento estoy de excedencia por maternidad. Hacer este parón en la tele fue una decisión muy arriesgada en su momento, pero ahora veo que he acertado. He perdido posibilidades profesionales, y mucho dinero (porque no se cobra nada estando de excedencia), pero al mismo tiempo, he estado con mi hijo cada segundo de sus dieciocho meses, lo he cuidado personalmente y soy feliz porque le veo de maravilla. Todos los días le leo muchísimos cuentos, cantamos, vamos al parque a recoger palos, o a los columpios, y procuro hablarle siempre en inglés. No sabes lo feliz que está. Y yo también, claro, de verle así.
No hay que tener miedo a reinventarse
– ¿Cómo ves el mundo de los medios de comunicación? ¿Es tan negro como nos lo pintan?
Yo vengo del Congo donde los periodistas ganan una media de 100 dólares al mes. A pesar de ello, desarrollan su trabajo con una gran dignidad, ponen muchísimo interés e ilusión en su trabajo porque piensan que están ayudando a hacer una sociedad mejor. Y es verdad. El periodismo está evolucionando a una velocidad de vértigo. Ahora veo un periodismo con prisas, de titulares, con poco análisis e investigación. El futuro no es negro sino cambiante y hay que adaptarse a los cambios. Pero eso ocurre con todo. No hay que tener miedo a reinventarse.
– ¿Cómo ha influido Internet y las redes sociales en el desarrollo del periodismo?
Todo. Es un hecho que cada vez se compran menos periódicos de papel y que los jóvenes están acostumbrados a leer en tabletas y a leer la información en los teléfonos móviles.
– ¿Cómo usas tu las redes? Eres más de Twitter, de FB, de Instagram…
Yo utilizo todo porque me encantan las redes sociales. Me gusta saber lo que piensa la gente, lo que siente, poder opinar, meterme en conversaciones, generar debate. Por preferencias soy más de Facebook que de Twitter porque me permite explayarme más en mis comentarios. Sin duda, las redes sociales han supuesto una revolución en la forma de comunicarse y a mí me resulta muy interesante usarlas y conocerlas bien. A mí me permiten estar en contacto directo con los lectores, algo que me encanta.
– ¿Qué recomendaciones darías a los jóvenes que quieren ser periodistas?
Que sean buenas personas, que sean tolerantes, que aprendan muchos idiomas y que viajen para que se les abra la mente. Que sean curiosos y que lean mucho. Si lo que quieren es ganar dinero, les recomiendo que se dediquen a otra cosa. Y si pretender ser famosos, también. Pero si lo que quieren es tener acceso a personas muy interesantes, con las que podrán tener conversaciones apasionantes y con las que se enriquecerán enormemente como personas, entonces, disfrutarán mucho con esta profesión.