«El periodismo no es gratis, y eso que ahora dan gratis no es periodismo»

Si me preguntaran por una imagen que relacionara con los servicios informativos de Canal Sur, seguramente hubiera dicho la del periodista Jose Antonio Gavira. Recuerdo verle presentar las noticias (los partes, como allí popularmente se les conocen) en los inicios de la televisión autonómica…
Más tarde, Gavira dio el salto a Antena 3, donde presentó el noticiero de las tres junto con Olga Viza. Eran otros tiempos para el periodismo. Cadena Cope o la dirección del Diario de Andalucía son medios que también ocupan un lugar destacado en su currículum. En la actualidad trabaja en Televisión de Castilla La Mancha. Con él hemos hablado sobre el futuro de la profesión. Y lo hace de una forma clara y directa, sin tapujos.
– José Antonio, para ti… ¿quién sería un periodista 2.0?
– Un periodista es un periodista, trabaje en prensa, radio, tv, Internet… El hábito no es lo que hace al monje.
-¿Cómo crees que Internet y las redes sociales han cambiado el ejercicio del periodismo?
Internet está siendo una auténtica revolución para el periodismo, y como todas las revoluciones, está costando mucha sangre.
La primera oleada de cadáveres se nos fue con el ‘corta y pega’, que llevó a difundir auténticas cagadas en medios tradicionalmente solventes.
Internet está costando mucha sangre al periodismo
Después vino el “más rápido, más rápido”, que hizo que periódicos que siempre invirtieron muchas horas, días o semanas para confirmar, contrastar y documentar sus informaciones se pusieran a competir en velocidad con unos tíos que lo hacía todo solitos desde la sala de estar de sus casas. A éstos se les da una higa la calidad de sus “contenidos” para webs de venta a distancia, pero aquellos se pusieron a correr detrás de ellos como galgos que siguen a una liebre mecánica.
Y como las webs de ventas de electrodomésticos no cobran a sus visitantes, los medios tradicionales decidieron regalar sus contenidos en Internet, compitiendo deslealmente con sus propias ediciones sobre papel, tan caras y tardías.
Todo ello en plena crisis económica, que agravó la inevitable caída del interés y la credibilidad de unos medios que pretenden competir copiando y pegando. El mismo camino que siguieron sus cuentas de resultados. Así que los empresarios de la información decidieron aplicar un remedio infalible ya ensayado en sectores como la construcción y los altos hornos: despedir a mansalva.
El resultado es un montón de periodistas seniors en la calle, tratando de encontrar un empleo a sus 40, 50 ó 60 años de edad, mientras que las redacciones que ellos habían ocupado desde los 20 años se llenan ahora de veinteañeros con idiomas y masters carísimos que imparten doctores en derecho y administración de empresas que ahora son redactores jefes.
los medios tradicionales decidieron regalar sus contenidos en Internet, compitiendo deslealmente con sus propias ediciones sobre papel
Tengo la bola de cristal en la revisión de los 30.000 kilómetros, por lo que no me atrevo a aventurar qué va a pasar, pero sospecho que esos seniors llenos de experiencia y de rabia se van a poner las pilas, y sacarán adelante unos proyectos de periodismo 2.0 que darán la puntilla a los tiranosaurios que ahora los dejan en la calle. Puro Darwin…
– ¿Es Internet la única salida?
Tal como están las cosas, no veo otra. Sin empresas, ni financiación, y con más miedo que vergüenza, sólo nos queda elegir entre el autoempleo y la autocompasión. Algunos estamos ya muy mayores para lo segundo.
– Como usuario, ¿pagarías por contenido en Internet?
Hay que pagar por los contenidos. El periodismo no es gratis, y eso que ahora dan gratis no es periodismo. Pero a ver cómo reeducamos a unos lectores tan malcriados
– ¿Por qué entonces no funcionan los modelos de monetización del periodismo online?
– Porque el periodismo online está dando los mismos contenidos que los muchachos que hacen bricolaje con un portátil y una conexión a la red, salvo honrosas excepciones que tienen más futuro que presente. El periodismo online -como el otro- ahora gasta muy poco en teléfono, taxis y bocadillos, y se lo deja todo en tasas universitarias y botellón.
– ¿Es momento para emprender en periodismo?
– ¿Cuándo no es momento de emprender?
– ¿Por qué a algunos compañeros de profesión les cuesta tanto adaptarse a las nuevas herramientas 2.0?
– Porque están asustados y desconcertados. Muchos de ellos escribían en el Mac con dos dedos, como ya hicieron en la Lettera 35. Alguien debería convencerlos de que todo aquello que hicieron cuando entonces era francamente bueno, y necesario. Tan bueno y tan necesario como debería ser ahora su trabajo en Internet. Aunque sea con dos dedos.
– ¿Desde cuándo estás tú en Twitter? ¿para qué lo usas?
– Abrí mi cuenta de Twitter hace dos años. Muy tarde. Mi experiencia en Facebook había sido tan aburrida que tardé más de lo necesario en saber que el microblog del pajarito nada tiene que ver con aquel coñazo.
En el trabajo, lo utilizo para no ser el último en enterarme de las cosas. En casa, para saber qué lee la gente que me influye, y para compartir lo que leo con gente que se deja influir por mí.
– ¿A quién sigues?
Sigo a unos 400 usuarios. Unas 150 fuentes informativas y unos 250 amigos que cada vez lo son más, a pesar de que a la mayoría de ellos nunca los he visto en persona.
-¿Qué otras herramientas 2.0 utilizas?
Ninguna más. Twitter no me deja tiempo para nada.