Google ya no construirá la ciudad inteligente de Toronto

Ciudad autónoma de Google en Canadá

Google y Sidewalk Labs, la rama financiera e inmobiliaria de Alphabet la empresa matriz de Google, han anunciado que abandonan los planes de construcción de la primera ciudad tecnológica y autónoma en Toronto, Canadá, que llevaban dos años desarrollando. El motivo, la incertidumbre financiera que derivará de la crisis del COVID-19.

Google se queda sin su ciudad autónoma debido a la incertidumbre económica ocasionada por la pandemia del COVID-19

La idea de Google era construir la primera ciudad totalmente conectada, inclusiva y sostenible, poblada por coches autónomos, formas innovadores de procesar los residuos, sensores para el análisis de la calidad del aire y los movimientos de sus habitantes, un sistema de construcción de edificios sostenible y hasta un método de climatización para las aceras.

Ahora, Dan Doctoroff, Jefe del proyecto, ha explicado que debido a la incertidumbre económica sin precedentes derivada de la crisis del COVID-19, que ha afectado directamente al mercado inmobiliario de Toronto, resulta muy complicado que la ciudad sea económicamente viable, por lo que abandonan el proyecto. Aunque Sidewalk Labs seguirá trabajando en la construcción de muebles robóticos, electricidad digital y la búsqueda de nuevos materiales de construcción, la ciudad en sí no verá la luz.

Las ideas que se han desarrollado durante los dos años y medio de duración del proyecto serán de gran ayuda a la hora de abordar algunos de los grandes problemas urbanos, particularmente en las áreas de sostenibilidad e inclusión, por ejemplo, para regular los precios de acceso a la vivienda, mejorar la movilidad urbana, afrontar los desafíos climáticos o la reducción de los costes de construcción de las mismas.

Sidewalks Labs, la empresa encargada de la planificación de la ciudad, ya se había enfrentado a otros problemas en los inicios del proyecto. El primero de ellos tuvo que ver con la extensión de terreno que ocuparía el proyecto. La idea inicial era que ocupase 190 acres (unos 770 km2), sin embargo, un grupo de ciudadanos se opuso a estos planes, alegando que no querían convertirse en un «grupo de ratas de laboratorio» en un experimento digital.

A raíz de estas quejas y de algunas sospechas sobre cómo Sidewalk Labs se había hecho con el contrato, se creó un grupo independiente, Waterfront Toronto, que examinó los planes iniciales y se publicó un informe en el que sugería que algunas de las ideas originales eran potencialmente innecesarias. Al final, se dio luz verde al proyecto, pero la ciudad original quedaba reducida a un solo barrio, llamado Quayside, de 12 acres (48 km2) y con la obligación de hacer pública toda la información recabada a través de los sensores.

Jaume Vicent

Redactor y especialista en SEO y marketing de contenidos. Friki de las redes sociales y de las nuevas tecnologías.

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