La IA y sus implicaciones en el marketing digital

La aparición de GPT-4 supone, hasta el momento, el modelo de IA más grande y avanzado en el mercado. Este nuevo sistema es el sucesor de GPT-3, que aunque se lanzó en 2020 en forma de beta privada, no ha alcanzado mucho reconocimiento mediático hasta hace apenas unos meses.
Las noticias sobre ChatGPT sorprendieron al mundo y mucha gente comenzó a hablar de que esto podría suponer el fin de muchas profesiones vinculadas al marketing digital o la creación de contenidos. Ahora las sospechas avanzan hacia el mismo escenario, pues GPT-4 es un modelo más avanzado con una capacidad de procesamiento de datos.
¿Cómo va a mejorar GPT-4 a GPT-3?
GPT-4 dispone de 100 trillones de parámetros a analizar, una cifra muy superior a los 175.000 millones de GPT-3. A su vez, funciona como un sistema multimodal que permite la entrada desde diversas fuentes: texto, imágenes, vídeo, voz hablada y otros formatos. GPT-3 solo lo hacía mediante texto.
El sistema es capaz de procesar el lenguaje natural para entender las relaciones y correlaciones entre los distintos tipos de datos. De este modo, sus resultados son más precisos y están basados en análisis más complejos.
Un ejemplo de sus funcionalidades es la opción de darle como entrada un vídeo con su audio asociado para que el motor entienda la conversación y las emociones que intervienen en él. GPT-4 podrá reconocer objetos y personas, extraer información de ellos y hasta hacer hacer resúmenes de películas y vídeos de YouTube.
No obstante, la herramienta seguirá cometiendo errores. Microsoft, empresa que realizó una potente inversión en OpenAI hace unos meses, advierte de esta realidad. La inteligencia artificial no siempre va a contestar de forma correcta y será necesario validar las respuestas. Sam Altman, CEO de OpenAI, el creador de GPT, confirma la expectación con esta nueva herramienta, pero pide ser cautos en estos deseos.
¿Qué partido se le pueden sacar a estas herramientas desde el campo del marketing digital?
La presencia de GPT, y en concreto ChatGPT, ha permitido la creación de un nuevo concepto en el campo del marketing digital, la Inteligencia Artificial Generativa. En resumidas cuentas, esta IAG es una forma de aprendizaje automático capaz de crear contenido único y nuevo.
Los expertos apuntan a que se puede sacar mucho partido de esta herramienta en la generación de contenido en redes sociales, con copies adaptados a la personalidad de una marca. De este modo, ese temor que tenían los Community Managers podría enfocarse hacia una mejora en su trabajo, con ahorro de tiempo y aumento de la eficiencia, la creatividad y la productividad.
En el campo de la publicidad también se pueden obtener importantes beneficios. GPT y otros programas similares pueden crear anuncios personalizados para cada consumidor. Chevrolet ya utiliza la IAG para esta práctica aprovechando los datos de comportamiento de sus clientes.
Una tercera disciplina dentro del marketing digital donde tiene cabida la IAG es el email marketing. Los correos electrónicos personalizados tienen una tasa de apertura más alta que los genéricos y ofrecen una tasa de conversión mayor.
La IAG abunda en esta idea de ahorrar tiempo y segmentar mejor la audiencia de esos correos. Un trabajo que hasta el momento hacían gestores de correo como Mailrelay, y que seguirán haciendo estos programas, ahora puede llevarse hasta el extremo.
Un último escenario interesante es el de los vídeos promocionales. Plataformas de IAG como Lumen5, Biteable o Mooly ofrecen servicios de este tipo. Su labor es ayudar en la creación de este contenido audiovisual persiguiendo siempre un aumento en las ventas, la fidelización de los cliente, generar engagement o impulsar la conciencia de marca.
Un escenario más desde el que llegar a los clientes
A medida que vamos conociendo cómo funciona la Inteligencia Artificial, cada vez quedan menos dudas de que va a suponer una pérdida gradual de empleos. El marketing digital, toda vez que esta disciplina vive de la creatividad, va a seguir dependiendo del talento humano.
La clave es saber aprovechar las innovaciones tecnológicas y explotar al máximo todas estas disciplinas, desde el email marketing a las redes sociales pasando por la creación de imágenes o la generación de contenidos en blogs. Cuanto más se conoce al consumidor, más posibilidades hay de que acabe convirtiéndose en cliente.