Los medios de comunicación españoles, los que menos credibilidad generan

¿Son creíbles los medios de comunicación españoles? ¿Generan credibilidad?
Algo debemos estar haciendo mal cuando, según el informe del “Reuters Institute for the Study of Journalism”, los ciudadanos españoles son los que menos confían en sus medios de comunicación. O lo que es lo mismo, los medios españoles son los que menos creen las noticias que se publican en los medios de su país.
Sólo el 34% de los españoles considera que sus medios de comunicación son creíbles
El estudio, elaborado por la Universidad de Oxford y para el que realizó más de 2.000 encuestas sólo en nuestro país, deja en evidencia a los medios de comunicación nacionales.
De los ocho países europeos analizados (Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia, Irlanda, Dinamarca, Finlandia y España), la confianza en las noticias de las noticias de los medios españoles es la más baja.
Si se toma en cuenta los 12 países a nivel global en los que se ha realizado el estudio (habría que añadir Brasil, Japón, Australia y Estados Unidos), los medios de comunicación españoles ocuparían la 11ª posición. Es decir, únicamente los medios de Estados Unidos salen peor parados.
Según el informe de la Universidad de Oxford, sólo el 34% de los ciudadanos españoles confía en la mayoría de las noticias publicadas en los medios del país.
Si comparamos el porcentaje con el de un país como Finlandia, donde los medios gozan de credibilidad para el 68% de la población, los medios de comunicación españoles salen mal parados.
En países de nuestro entorno como Francia e Italia los porcentajes no son tan alejados (38 y 35% respectivamente) pero si miramos a Alemania la diferencia vuelve a dispararse (60%).
A nivel mundial, los participantes en el estudio han señalado varias razones por las que no confían en los medios de comunicación, entre las que destacan la imparcialidad y las motivaciones comerciales.
Por ejemplo, los ciudadanos señalan como un motivo suficiente para perder la confianza en el medio cuando tras una historia que debería ser considerada noticia se esconde alguna forma de publicidad, o cuando las informaciones adquieren un carácter demasiado partidista o el periodista utiliza lo que debe ser un relato de la realidad para dar únicamente su opinión.