¿Qué es la Web3?

El término Web3, que cada vez comienza a sonar de manera más habitual, suele asociarse al entorno del metaverso, las criptomonedas y los NFT como una suerte de «nueva generación de Internet». Y algo de eso hay.
Metaverso, criptomonedas y NFT son algunos de los nuevos desarrollos relacionados con el Internet descentralizado de la Web3
En su origen la acuñación del término se debe a Gavin Wood, uno de los cofundadores de la moneda virtual Ethereum para referirse a una próxima fase de Internet en la que la descentralización pone el control en las manos de los propios usuarios, que ahora pasarían, en cierta forma, a convertirse ellos mismos en «propietarios de la Red».
Se trataría de una situación opuesta a la que tiene lugar en la actualidad en la que son grandes empresas tecnológicas las que ostentan el dominio prioritario sobre Internet. Empresas reunidas bajo el acrónimo GAFA y que se refiere mayoritariamente (pero no sólo) a compañías como Google, Apple, Facebook y Amazon. Estas empresas tienen en su poder gran parte del tráfico y la vida en Internet y centralizan en sus redes sociales y plataformas en la nube las herramientas que miles de millones de personas emplean a diario.
Por su parte la descentralización que promueve una tecnología como el Blockchain, que permite el registro descentralizado, desjerarquizado y fácilmente comparable por el resto de usuarios de la red, provee de un control individual que escapa al autoritarismo que se desprendería en una red dominada por unos pocos actores dotados de gran poder e influencia.
Todo esto se ejemplifica en conceptos como el de las monedas virtuales tales como el mencionado Ethereum o el Bitcoin, que no están respaldadas por ningún banco central ni organismo nacional o supranacional sino que dependen de la propia confianza generada en el mercado por parte de usuarios individuales. Los propios usuarios pasan a ostentar control y poder sobre medios de pago y transacciones, con todas las libertades pero también con todos los riesgos que ello comporta, como está sucediendo actualmente con las enormes pérdidas de valor de distintas criptomonedas o de activos digitales intangibles (NFT).
Esta descentralización supone también que el valor de los activos y plataformas reside en la confianza que el resto de usuarios depositan en ellas. La diferencia de la Web3 con las Web1 y Web2 estribaría por tanto en que si en la Web1 el usuario sólo tenía el papel pasivo de «leer» contenidos y en la Web2 ya se añadió la capacidad activa de «escribir» contenidos (publicando de forma inmediata y omnipresente contenidos compartidos a través de, por ejemplo, plataformas como YouTube y redes sociales como Facebook, TikTok, Instagram, Twitter…) la llegada de la Web3 combinaría la comunidad descentralizada existente en la Web1 con el desarrollo tecnológico logrado durante la Web2.
Así la Web1 suponía también conectar información residente en un equipo para que otros pudieran acceder a la misma, la Web3 permite que la Nube se llene de contenidos compartidos por los usuarios pero alojados en emplazamientos virtuales de un puñado de poderosas empresas que dominan la Red.
Con la llegada de la Web3 la Nube puede dejar de estar en manos de unos pocos grandes y poderosos, se puede garantizar la integridad, autoría y propiedad de los contenidos y, derivado de la evolución de la tecnología, los usuarios pueden interactuar en ecosistemas virtuales (metaverso, realidad virtual) con transacciones garantizadas de manera descentralizada (Blockchain) y abonadas en medios de pago independientes del poder político y económico gubernamental (criptomonedas).