Quién es Carlo Acutis, el patrón de los internautas

La Iglesia católica se adapta a los nuevos tiempos y también lo hacen sus santos, y si no se lo creen, lean la historia de Carlo Acutis, un joven londinense de 15 años que falleció en 2006, de una leucemia repentina. El pasado 10 de octubre de 2020 la Iglesia de Roma lo elevó a los altares al beatificarlo y ahora es considerado como el patrón de los cibernautas.
Carlo Acutis, el niño que se ha convertido en el patrón de Internet, falleció en 2006 de una leucemia repentina
Carlo Acutis es considerado el primer santo millenial, no solo por ser un joven perteneciente a esta generación, sino por todo lo que rodea a su figura. En primer lugar, su cuerpo -que se conserva en perfectas condiciones, sin rastros de la descomposición natural- está vestido con pantalones vaqueros, chaqueta de chandal y sus zapatillas deportivas favoritas, unas Nike. Además, el propio Papa Francisco se refirió a él como «el influencer de Dios» o «El patrón de la web».
Carlo nació en Londres en 1991, hijo de una familia burguesa de origen turinés, que se había trasladado a Reino Unido por motivos laborales. Aunque nacido en Reino Unido, el chico creció en Milán, donde descubrió las dos grandes pasiones de su vida: la fe católica y las redes sociales. Durante toda su vida, Carlo ejerció una gran labor en las redes sociales a favor de la iglesia, convirtiéndose en un referente para los grandes grupos de juventudes católicas.
Esta labor le valió el sobrenombre de «el influencer de Dios» y el propio Papa afirmó que supo utilizar con maestría las redes sociales para comunicar el Evangelio y la palabra de Dios a los jóvenes, transmitiendo valores y belleza. Carlo creó un espacio para la fe en la red, dando luz a una página web sobre los fenómenos eucarísticos, por lo que se convirtió en un ejemplo para muchos jóvenes.
Sin embargo, esto no es suficiente para que la Congregación para las Causas de los Santos eleve a una persona a los altares. El milagro que le valió la beatificación sucedió en 2013, cuando un niño brasileño, que había nacido con una rara enfermedad congénita llamada páncreas anular, se recuperó sin necesidad de operación con solo tocar un trozo de pijama que había pertenecido a Carlo.
Por último, cuando se celebró la ceremonia de beatificación en Asís, donde Carlo pidió ser enterrado, al abrir el sarcófago se descubrió que el cuerpo del niño estaba incorrupto, es decir, prácticamente intacto, otra supuesta señal de santidad para la Iglesia católica.