Un juzgado de Moscú ha declarado culpables a Instagram y a Facebook, ambas propiedad de Meta, de “actividad extremista”. Con esta sentencia, Rusia le da un soporte legal al veto de estas redes sociales que lleva vigente desde comienzos de este mes. Sin embargo, el juzgado ha evitado emitir el mismo veredicto referido a WhatsApp, también propiedad de Meta y una de las apps de mensajería instantánea más populares de Rusia, que de momento seguirá activa en el país.
WhatsApp, la app de mensajería instantánea que usan el 80% de los rusos, se ha librado del veto impuesto por un juez a las demás redes sociales de Meta
Las autoridades rusas decidieron hace diez días abrir un caso criminal contra Meta, la empresa de Zuckerberg. El motivo fue la decisión de la compañía de permitir temporalmente las llamadas a la violencia contra los rusos. En poco más de una semana, el juicio está visto para sentencia y la compañía acusada ha sido formalmente condenada.
Sin embargo, las autoridades rusas no han querido meter en el mismo saco a WhatsApp. Ello a pesar de que pertenece al mismo grupo que Facebook e Instagram y se rige por las mismas normas. Todo indica a que el motivo de esta excepción es evitar tener que bloquear la app en el país. Cerca del 80% de los rusos de más de 14 años tienen WhatsApp instalado en sus teléfonos, según un estudio publicado en 2021 por Deloitte.
De este modo, restringir el acceso a WhatsApp en el país implicaría dificultar la comunicación entre la población rusa. Sin embargo, y pese a que la app mantendrá su actividad en el país, su competidora directa ha ganado peso en Rusia en las últimas semanas. Ante la posibilidad de que WhatsApp cerrase, millones de rusos han instalado Telegram en sus teléfonos hasta convertirse en la app de mensajería más descargada.
La sentencia del juez establece que Meta tiene prohibido abrir oficinas o hacer negocios en Rusia. El acceso a sus redes sociales está restringido en el país. Sin embargo, a los ciudadanos rusos que se salten el veto no se les acusará de extremismo. El Washington Post informaba hace unos días del incremento de las descargas de VPN entre la ciudadanía rusa que quiere acceder a las redes sociales vetadas por el Kremlin.