Seis razones por las que 5G y el coronavirus no están relacionados

El sentido común debería bastar para saber que el 5G no es la causa del coronavirus y que las ondas electromagnéticas no tienen nada que ver con infecciones víricas. Aún así, miles de personas sostienen que la pandemia causada por el coronavirus es producto de la implantación global del 5G.
Algunas teorías negacionistas sobre el coronavirus vinculan la pandemia con la implantación del 5G a nivel mundial
Esto tendría el mismo sentido que decir que las ondas de radio, la luz visible o las microondas (que también son formas de radiación electromagnética) son la causa de las paperas. Pero para combatir esta falta de información, presentamos seis argumentos que desmontan esta teoría.
-La frecuencia del 5G no es nueva ni especialmente potente: El espectro electromagnético se conforma de varios tipos de ondas, que solo difieren en la cantidad de energía que transportan. De esta manera tenemos radiaciones no ionizantes (de baja frecuencia) y ionizantes (de alta frencuencia). Las ondas utilizadas en telecomunicaciones son no ionizantes, es decir, que no tienen capacidad de bombardear y dañar nuestro ADN como sí hacen las ionizantes.
En las radiaciones no ionizantes podemos encontrar el WiFi, el Bluetooth, la radio, la luz visible, el 4G y por supuesto el 5G. De hecho, una de las frecuencias del 5G, concretamente la que ocupará la banda de los 700 mHz, era la utilizada hasta hace poco por la TDT. Dentro de las radiaciones ionizantes se encuentran los rayos X, rayos gamma, etcétera; emisiones energéticas muy potentes que pueden ser dañinas para los seres vivos.
-La teoría viola las leyes de la física y de la biología: La idea de que una infección vírica (o bacteriana, o por hongos, priones, etc…) pueda ser originada de manera espontánea por una emisión electromagnética no tiene ningún tipo de fundamento. Así no es como funciona la vida, y desde luego, así no es como funcionan los virus.
Las ondas electromagnéticas no sirven de transporte para otra cosa que no sea energía, por lo que no pueden ser «montadas» por virus ni nada remotamente parecido. Además, al tratarse de una radiación no ionizante, tampoco agravarán los síntomas de COVID-19 ni de ninguna otra enfermedad
-Estamos constantemente expuestos a todo tipo de radiaciones electromagnéticas: Desde mediados de siglo la emisión de radiaciones electromagnéticas artificiales ha crecido de manera exponencial, y coincide con el periodo de la humanidad en el que menos pandemias han ocurrido, y cuando lo han hecho, no han sido ni remotamente tan devastadoras con en tiempos pasados.
Durante las últimas dos décadas, la proliferación del WiFi ha hecho que esta tecnología llegue prácticamente a todos los rincones del planeta, lo que hace que los seres humanos tengan una exposición total a este tipo de radiación, lo que ha resultado en, aproximadamente, cero pandemias.
Además, el Sol, nuestra querida estrella, nos bombardea constantemente y desde tiempos inmemoriales con radiación mucho más energética que el 5G.
-El 5G no está implantado a nivel global: Suponiendo que el 5G es realmente el causante de la epidemia de coronavirus, no se tarda mucho en encontrar un agujero en esta lógica: el 5G es una tecnología que solo está implantada en un puñado de sitios y no funciona a nivel global. De hecho, en países muy golpeados por la pandemia, como las naciones latinoamericanas o la propia España, el 5G no pasa de algunas instalaciones puntuales de prueba.
Sin embargo, Corea del Sur, que controló la pandemia de manera excelente en sus inicios, goza de la red de 5G más desarrollada del planeta.
-Durante la peste negra no había móviles: Si se echa un vistazo a las epidemias más mortales de la historia, algo que tienen en común es que ocurrieron en tiempos en los que no había 5G y casi ninguna otra forma de emisión electromagnética artificial. La peste negra asoló Europa cuando el dispositivo más sofisticado era la ballesta, y cuando la gripe española causó estragos, las ondas de radio eran lo más parecido al 5G.
-No hay que hacer caso a influencers negacionistas: Las teorías más descabelladas suelen tener como altavoces públicos a personajes que no son científicos, sino influencers por alguna otra razón. Es por ello que personas como Miguel Bosé, que no es ningún virólogo, no deberían ser tenidas en cuenta a la hora de informarse de algo tan serio como la evolución de una pandemia.