Twitter ha reconocido que pudo haber filtrado por error los datos de sus usuarios, compartiéndolos con empresas publicitarias de terceros. Al parecer, el error se ha dado a causa de ciertos problemas para manejar las configuraciones de privacidad de sus usuarios.
El problema afecta a quienes hayan interactuado con publicidad en Twitter desde mayo de 2018
Sin embargo, no todos los 136 millones de usuarios activos al día de Twitter se han visto afectados por esta filtración. En concreto, el problema acata a quienes, desde mayo del año pasado, hayan hecho click o hayan visto alguna publicidad dentro de la red social. Entre los datos filtrados se incluye el código del usuario acorde a su país, información sobre el anuncio y si la persona interactuó con dicho anuncio o sólo lo vio.
Unido a esto, Twitter también ha declarado haber realizado inferencias en los dispositivos móviles de sus usuarios con el fin de obtener datos para fines publicitarios. En estas inferencias, Twitter recolectó información de los navegadores y la volcó en su algoritmo para que este ofreciera a cada usuario anuncios publicitarios relacionados con sus gustos e intereses.
A pesar de que los datos de este último problema de privacidad permanecieron almacenados en Twitter, la red social obtuvo dicha información sin contar con los permisos respectivos por parte de sus usuarios.
Las autoridades de la red social han declarado que la filtración de datos ya ha sido manejada y que las autorizaciones de privacidad han sido modificadas para que prevengan el almacenamiento de estos datos y su filtración a terceros. El problema ha sido resuelto, pero sorprende que estuviera activo durante más de un año.
Este escándalo surge a poco más de un año de la implementación del Reglamento General de Protección de Datos establecido por la Unión Europea. En aquel entonces, precisamente en mayo de 2018, Twitter cambió toda su política de privacidad para ofrecer una plataforma más transparente y, a su vez, responder a las exigencias de la UE.
Sin embargo, las nuevas implicaciones de la red social podrían poner en riesgo su reputación ante el organismo europeo e, incluso, hacerlo responsable de una multa, similar a la que impuso Francia a Google tras violar el mismo reglamento.