Ya estamos en la cuarta revolución industrial (casi sin darnos cuenta de que pasó la tercera)
La tecnología cambia tan rápido que nuestra forma de vida se transforma y se adapta a un ritmo frenético. Sin darnos cuenta, hemos pasado de ver la tele en blanco y negro, a verla en color, a hacerlo en el ordenador, en el Ipad o en el móvil y se han producido cambios profundos en nuestra manera de existir y en nuestra adaptación al medio. Son las transformaciones traídas por las revoluciones industriales las que han modificado nuestra manera de producir y consumir. Pero, ¿en qué punto nos encontramos?
Revoluciones industriales
La primera revolución industrial fue aquella que llevó el carbón a la máquina de vapor y puso en marcha la locomotora en Inglaterra. Consiguió acortar el tiempo de los desplazamientos de la mercancía, lo que promovió la creación de fábricas en detrimento de los talleres donde se realizaba el producto artesanal. Fue el principio de la producción mecanizada, del origen del proletariado y del sindicalismo, además del impulsor del crecimiento de la población en las ciudades.
La segunda revolución industrial llegó años después con la expansión, a otros países, de los avances que se sucedieron en Inglaterra. Fue el momento en el que se comenzaron a usar otros recursos que se añadieron al hierro y al carbón, materias primas como el zinc o el cobre, el aluminio o el níquel. Gracias al avance de la tecnología se pudo aumentar la energía disponible, apareciendo el petróleo y el gas. Los transportes se modernizaron y se acortaron las distancias, y fue el principio de la aparición de las grandes potencias que conocemos como Estados Unidos, Alemania y Japón.
Sobre la tercera revolución industrial, podemos decir que hace poco que la vivimos y que fue la que nos llevó de hablar por el teléfono a enviar wasaps. Son los cambios que se produjeron con la aparición de las nuevas tecnologías y las energías renovables. La tercera revolución trajo las tecnologías de la comunicación que se basan en internet, lo que permitió la aparición de nuevas formas de contacto humanas y cambios en los hábitos de consumo: el ocio pasó al plano virtual y los bonos sin depósito ayudaron a impulsar a que los juegos pasaran de la mesa a la pantalla; la información es generada por cualquiera, a gran velocidad y con poca veracidad, situándonos en la era de la posverdad; compramos en internet lo que antes hacíamos en los comercios cercanos y nuestras relaciones interpersonales son, cada vez, menos presenciales.
Pero cuando nos estábamos adaptando a estos nuevos cambios causados por el salto tecnológico, ya hay voces que nos sitúan en el principio de la cuarta revolución industrial: la tercera pasó volando y nos tenemos que familiarizar con una nueva época donde la protagonista es la robótica.
Cuarta revolución industrial
Hay diferentes agentes responsables de que esta nueva revolución se produzca. Entre ellos debemos destacar a las impresoras 3D, la inteligencia artificial, la nanotecnología o los drones. Las consecuencias de su llegada a nuestras vidas traerán cambios evidentes, algunos ya los estamos viviendo y otros llegarán en un futuro muy cercano, sobre todo en el ámbito de la medicina o de la industria. Sin embargo, esta cuarta revolución industrial no se define por la aparición de una nueva tecnología, sino por posibilitar la construcción de nuevos sistemas que pudieron producirse gracias a la revolución digital anterior:
-Inteligencia artificial: es el gran avance tecnológico de nuestros días y traerá una nueva generación de robots capaz de suplir nuestras necesidades. La inteligencia artificial ha traído y traerá cambios a nuestra vida cotidiana y, aunque los más pesimistas la consideran una amenaza porque sustituirá a los humanos en muchos trabajos, otros afirman que habrá nuevas oportunidades laborales gracias a la aparición de nuevos oficios relacionados con esta revolución tecnológica.
–Internet de las cosas: significa ‘trasladar el internet a las cosas’, lo que podría llevar a que un frigorífico avisara de la fecha de caducidad de un producto o que el inodoro pudiera informarnos de lo que necesita nuestro aparato digestivo. Gracias a la indentificación por Radio Frecuencia (RFID), podremos transmitir información desde cualquier aparato instalando un pequeño chip. Estamos más cerca de lo que pensamos de que esto suceda, ya que se calcula que en el 2020 haya más de 22.000 dispositivos conectados a internet.
–El Maker Movement: la cuarta revolución industrial ha traído la democratización de la tecnología y ha abierto el acceso a todos los que quieran utilizarla. Este cambio ha originado un nuevo concepto de producción en el que varias manos participan en la creación de un solo producto. Su estandarte es el DIY (do it yourself o hazlo tú mismo) pero sin olvidar el DIWO (do it with others), lo que lleva a la obtención del conocimiento trabajando en grupo y a través de la práctica. En consecuencia, las innovaciones en tecnología ya no las traen, únicamente, los grandes fabricantes, sino que son creadas gracias a la acción y el aprendizaje colectivo.
–Los Sistemas Ciberfísicos: se define como el internet industrial de las cosas, fábricas inteligentes o industria 4.0. Son la consecuencia de dotar de capacidad de computación y de comunicación a los objetos físicos que existen en el entorno de trabajo. El objetivo es hacerlos inteligentes y darles la capacidad de aprender de las interacciones que tienen con el mundo. Es la inteligencia artificial llevada al ámbito de la industria. Alemania fue uno de los primeros países que introdujo este concepto en su estrategia de gobierno para llegar a independizarse, totalmente, de la mano de obra humana.
Consecuencias
Toda revolución industrial conllevó la aparición de cambios en la sociedad donde se desarrolló. Los datos de la cuarta señalan que podrían perderse 5 millones de empleos que ahora conocemos, lo que obligaría a que un grupo de trabajadores tengan que adaptarse al nuevo ámbito laboral y encontrar un nuevo lugar de trabajo. Pero llegarán nuevas profesiones con estos avances relacionados con el análisis de datos, la creatividad o la dirección de equipos humanos.
Por su lado, la economía colaborativa ganará mayor popularidad y el mercado laboral estará dotado de una mayor flexibilidad. Además, habrá una firme transformación hacia unas energías más limpias por la escasez en los recursos naturales y se incrementará la producción de la automoción autónoma. Estos cambios ya han comenzado a llegar y algunos lo harán pronto; pero no hay que despistarse, antes de que nos demos cuenta estará aquí, con nosotros, la quinta revolución industrial.